Introduccíon
A raíz del reconocimiento del VIH/sida en la década de 1980, la enfermedad epidémica volvió a plantearse como grave problema de salud pública, inquietud que se extendió hasta principios del siglo XXI en medio de la ansiedad de un mundo cada vez más interconectado a través de viajes aéreos, el comercio y la inmigración. Enfermedades recién surgidas como el ébola, el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y la gripe porcina (H1N1); así como enfermedades conocidas pero que volvieron a surgir como la tuberculosis, han atraído un mayor escrutinio; y el interés por el “paciente cero” de la epidemia es hoy una característica bien establecida de esta respuesta. Fiel a su impreciso origen, el término “paciente cero” ha llegado a intercambiarse como sinónimo tanto del “caso índice” epidemiológico –el primer caso que llega a la atención de los investigadores–, así como del “caso primario”, la primera persona que se sabe se contagió.
El artículo de Tomes compara la ansiedad de fines del siglo XX por los microbios mortíferos con un “pánico por gérmenes” de principios de siglo, y ofrece un análisis de la dinámica cultural que puede enfocar su atención en asuntos de salud pública. Barnes demuestra que los avances de la tecnología médica han ampliado la capacidad de los epidemiólogos moleculares de rastrear la propagación de una infección mucho más allá de lo que fue posible para los investigadores de los CDC que estudiaron el grupo de Los Ángeles en 1982. Algunos investigadores sostienen que encontrar el primer caso humano de una enfermedad recién surgida puede entregar importantes perspectivas para evitar riesgos. Sin embargo, subsiste la preocupación por los costos derivados de imaginar la epidemia estrictamente en términos de virus, pacientes cero y contactos individualizados entre personas. En sus respectivos capítulos, Barnes y Wald señalan que un interés tan estrecho puede obscurecer determinantes de la enfermedad igualmente importantes durante una epidemia, como pobreza, desnutrición, infecciones oportunistas y trastorno por el uso de drogas. Las tensiones entre estas perspectivas se evidenciaron en el reportaje por radio de Seijas sobre el menor mexicano identificado en 2009 como el “paciente cero” de la epidemia global de H1N1.
Dos capítulos sobre la epidemia del SARS conforman las lecturas complementarias de esta clase. Duffin reflexiona sobre el papel de la historia y los historiadores durante la epidemia de SARS en Toronto, sugiriendo que no siempre fue bien recibido el aprendizaje que pudieron ofrecer los historiadores. Carmichael explora los vínculos entre la respuesta al SARS en 2003 y las que acompañaron a la peste negra a partir del siglo XIV. En su capítulo, Carmichael reproduce un grupo de casos al estilo del “paciente cero” que fueron presentados en muchos reportes de medios sobre el brote; plantea la posibilidad de que dicha narrativa y ese dispositivo analítico seguirán siendo de utilidad para los historiadores de epidemias del futuro.Cerrar
- ¿Qué aspectos de la narrativa del “paciente cero” se reprodujeron en la cobertura mediática de epidemias posteriores, como la del ébola, el SARS y la gripe porcina (H1N1)?
- ¿Qué se puede obtener del empleo del concepto de “paciente cero” en historias sobre el surgimiento y brotes de una enfermedad? ¿Qué podría ocultarse? ¿Qué tanta diferencia tendría el periodo de incubación de una infección en la utilidad de este concepto?
- ¿Qué ventajas relativas tiene un enfoque preventivo de salud pública sobre una estrategia centrada en el paciente cero y en los contactos de persona a persona?
- Escuche el reportaje de radio de Siejas sobre Édgar Hernández, el menor identificado en los medios internacionales de información como “paciente cero” de la epidemia de H1N1. ¿En qué forma la madre de Édgar y el gobernador de su estado refutaron la narrativa de los medios? ¿Cómo se relacionan sus posturas con las lecturas de esta semana?
- Muchas de las lecturas de este curso que abordaron la respuesta a epidemias del pasado fueron escritas cuando los entornos sociales de sus autores luchaban contra los desafíos planteados por el surgimiento del VIH/sida. ¿Cómo pudieron haber influido en las investigaciones de los autores los debates que tenían lugar en su contexto histórico? ¿Qué puede deducir de la percepción del papel de las contribuciones de la historia a estos debates? ¿O sobre el proceso mismo de escribir sobre historia en general?