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Lección 2: Grupos, individuos y conductas en Estados Unidos
Introduccíon
Entre principios de los siglos XVI y XX en Europa occidental y Estados Unidos, los sistemas explicativos para interpretar la aparición y propagación de una enfermedad cambiaron tanto que no es posible reconocerlos. Sin embargo, en muchos casos los nuevos marcos de referencia insistían a menudo en vincular la aparición de una enfermedad con las características del grupo demográfico desde donde surgía. El último tercio del siglo XIX fue testigo del auge de las ciencias bacteriológicas, un nuevo y poderoso modelo explicativo que hacía énfasis en la importancia de los microorganismos en la transmisión de las enfermedades. Junto con este auge, cada vez se asignó más a las personas la responsabilidad de evitar la propagación de estos peligrosos microbios. Los expertos en salud pública trataban de localizar y de controlar a las personas portadoras del germen, así como de modificar sus conductas.
McGough describe que el cambio de actitud hacia la sexualidad femenina y la creciente noción de las enfermedades como entidades contagiosas contribuyeron a una nueva idea en la Italia del siglo XVI: una historia que rastrea el origen de la “enfermedad francesa” a una sola prostituta, peligrosamente bella. McGough sitúa este relato –que él ve como un antecedente directo del papel de Gaëtan Dugas como “paciente cero” de la epidemia del sida– dentro de un amplio marco de ansiedades sociales, políticas y morales; haciendo énfasis en que las historias de origen hacen más que solo rastrear el surgimiento de un patógeno. En el mismo periodo en que circulaba esta historia orientada hacia una sola persona, McGough demostró que las autoridades venecianas concentraron su respuesta preventiva en un grupo específico, muchachas y mujeres hermosas a quienes consideraban en riesgo de cometer o de inducir actos pecaminosos.
Risse adopta un enfoque ecológico al examinar tres epidemias del pasado, la plaga de Roma en el siglo XVI, el cólera en Nueva York a mediados del siglo XIX y el brote de polio en esa misma ciudad en 1916. Utiliza estas epidemias para explorar la interacción de factores biológicos y sociales que facilitan el brote de enfermedades. Entre los temas comunes que identifica están las diferencias de aplicación de las medidas de salud pública en función del estatus social, la aparición desproporcionada de la enfermedad y la culpa entre grupos sociales marginados; y la tendencia de la epidemia a reforzar las ideas sociales preexistentes de diferencia y desviación.
En este capítulo, Barnes analiza los cambiantes enfoques médicos y de salud pública a la tuberculosis en Francia en el siglo XIX y principios del XX, cuando el surgimiento de la teoría de germen de la enfermedad dividía a los expertos sobre la importancia relativa de la “semilla” (el bacilo infeccioso) y el “suelo” (las condiciones sociales y constitutivas que afectan la salud general de un individuo y su posibilidad de caer enfermo). Barnes destaca la forma en que el discurso público y los miedos al contagio estaban cargados de ansiedades de clase y llevaron a intentar reducir la transmisión de la enfermedad a través de enfoques muy estrechos, como prohibir escupir y enfatizar la responsabilidad de la higiene personal de cada ciudadano. En el examen de un periodo similar en la historia estadounidense, Leavitt revisa la interconexión entre la ciencia y la cultura al investigar la vida de Mary Mallon, la mujer irlandesa-estadounidense que se inmortalizaría como “María Tifoidea”, y con quien sería luego comparado Gaëtan Dugas. Centrarse en la experiencia de Mallon le permite a Leavitt reflexionar sobre un problema clásico en la historia de la salud pública: ¿Cómo equilibrar el compromiso con la libertad individual y la expectativa de salud de la población? Esta es una relevante pregunta para los retos de manejar infecciones como la del VIH y la tuberculosis a fines del siglo XX.
En las lecturas complementarias, Lerner investiga la posibilidad de que el lenguaje científico enmascare una agenda social al analizar las palabras que se usan para referirse a los pacientes que no siguen las sugerencias de su médico. El artículo de Swenson sobre la importancia en la historia de las epidemias en el mundo occidental fue revisado por los miembros de la Comisión Presidencial sobre la Epidemia del Virus de Inmunodeficiencia Humana, que desempeñó sus funciones entre 1987 y 1988. El mismo Swenson compareció como testigo ante la comisión. Su presentación y el artículo presentado apuntan a un amplio interés social a mediados de la década de 1980 en la posibilidad de que la historia –la occidental en particular– pudiera ofrecer enseñanzas aplicables a los retos planteados por el VIH/sida.
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- Risse hace énfasis en el “modelo ecológico” para comprender las epidemias, el cual toma en cuenta las interrelaciones de los factores biológicos y sociales que permiten la propagación de las enfermedades. A partir de los ejemplos de las lecturas de esta unidad, ¿cómo afectaron el comercio, los viajes y las jerarquías sociales la propagación de la enfermedad? ¿Qué otros factores sociales y culturales han sido importantes?
- Tome ejemplos de la historia y describa cómo se ha identificado a grupos y personas como responsables de brotes de enfermedades. ¿Se justifica esa culpa? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Qué otros factores pudieron haber contribuido a ese resultado?
- ¿En qué medida el auge de las ciencias bacteriológicas a mediados del siglo XIX contribuyó a individualizar la culpa por la propagación de las enfermedades? ¿Y en qué medida eso permitió que las opiniones se disimularan como lenguaje médico?
- En sus respectivos capítulos, Leavitt y Barnes hablan de cómo se estrechó el foco del trabajo de salud pública a la luz del potente ascenso de la evidencia bacteriológica. ¿Qué ventajas y qué desventajas tuvo este cambio?
- Explique por qué está de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes declaraciones; cite ejemplos de la historia:
- Las medidas de prevención de salud pública en muchos casos pueden causar daño a los grupos sociales a los que van dirigidas.
- El derecho a la salud del pueblo siempre debe tener precedencia sobre el derecho a la libertad de un individuo.
- La ciencia está exenta de prejuicios culturales.