Para 1985, los investigadores habían determinado que el sida solo podía propagarse en el intercambio de líquidos corporales, como sangre y semen. Empero, a Ryan White, chico de 13 años positivo de VIH, le fue prohibido asistir a la escuela secundaria por miedo a que contagiara a sus compañeros y a los empleados de la escuela. White, que contrajo la enfermedad por una transfusión sanguínea, se volvió un símbolo nacional tanto de la gente con sida como del poder de la ignorancia y el odio. Respondió a esa virulencia con un llamado consistente a ofrecer un trato justo y digno a todas las personas con sida. Su legado, en la recién ampliada Ley de Atención Médica Ryan White, ha mejorado la atención y el apoyo que recibe la gente con sida en todo el país.