En 1998, la Suprema Corte decidió que el VIH/sida caía dentro de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés). Esta decisión protegió a las personas con sida en su lugar de trabajo. Antes de ello, resultar positivo en un examen de VIH significaba perder el empleo y el seguro médico.
Un grupo de profesionales de la salud mental y la medicina de San Francisco preocupados crearon el Proyecto de Salud SIDA (AHP, por sus siglas en inglés) para apoyar a una creciente comunidad que necesitaba apoyo emocional y psicológico, así como tratamiento médico. El AHP brindó un apoyo decisivo y revolucionario para que la población se hiciera el examen: la organización ofreció los primeros programas de exámenes a gran escala, junto con recursos para que las personas asumieran un resultado positivo o negativo. La campaña recurrió a descripciones francas y sencillas de los múltiples costos de no saber la propia condición de VIH; subrayando las consecuencias financieras, personales y familiares de mantenerse en la ignorancia.