Hacia fines del decenio de 1980, las organizaciones de servicio de sida, como Centro para la Crisis de Salud de los Hombres Gay (GMHC, por sus siglas en inglés) de Nueva York, empezaron a elaborar materiales explícitos para atraer a hombres que tenían sexo con otros hombres a un proceso que cambiara la forma en que tenían relaciones entre sí. Este tipo de prevención del sida apuntaba a captar la imaginación de los gays para mantener el uso del condón a lo largo de toda su vida, estrategia apoyada por importantes investigaciones de salud pública que indicaban que un cambio conductual requería refuerzo positivo. En una serie de casi una docena de cómics (de tamaño bolsillo de 5 pulgadas:), GMHC presentaba sugerencias detalladas y sexualmente eróticas para los varones, por ejemplo, cómo y cuándo usar condón, ya fuera con parejas de largo plazo o casuales. GMHC distribuyó los cómics entre sus clientes, así como en lugares públicos como bares y sedes comunitarias.
El contenido erótico de los cómics causó furor entre algunos miembros del Congreso. En octubre de 1987, el Senador Jesse Helms (republicano por Carolina del Norte) mostró un cómic Sexo Seguro al hablar ante sus colegas en el Senado, para protestar por el uso de fondos federales que promueven la homosexualidad. Si bien para producir y distribuir esos cómics no se habían usado fondos federales, el sentimiento del senador provocó directamente la promulgación de una ley que establecía: “Las actividades y materiales de educación, información y prevención pagadas con fondos asignados conforme a esta ley habrá de hacer énfasis: (1) en la abstinencia de actividades homosexuales.”